Ha vuelto, he estado esperándolo casi desde que empecé en mi nuevo empleo, y se ha hecho esperar, pero al fin ha vuelto. Con él vuelve mi conocida sonrisa permanente, mis ganas de emprender nuevos proyectos y desaparecen hasta dentro de una temporada mis enfados esporádicos, mi dejadez y mis dolores de cabeza cada mañana.
Lleva como una semana lloviendo, y con las precipitaciones ha llegado mi viejo amigo el frío, también conocido como fresquito, y aquí en mi tierra como pelete, entre otras. La lluvia me pone romántico y me aclara las ideas, el frío me pone las pilas y me quita el amodorramiento producido por el agobiante calor, no conozco mejor remedio a mis "males".
Cada vez que hablo de lo agradecido que estoy al frío siempre me nombran que no sé lo que el frío, que soy canario, que aquí el frío no existe. Esas personas me tendrían que ver en febrero, de vacaciones en Madrid, recién levantado de la camita, descalzo por la casa y en mangas de camisa... O en Bélgica, a menos cuatro grados al mediodía, jugando con los niños de la rondalla en el césped solo con unos pantaloncitos cortos... el frío me respeta, y yo lo respeto a él, no me molesta, me acoge en sus brazos tiernamente, y me hace disfrutar de una temperatura agradable como ninguna.
Nacer en Canarias es una bendición para cualquiera, y no seré yo el que se queje de ello, pues valoro mi tierra como el paraíso en vida que es, pero mas aún por ello le agradezco esta visita una vez al año de mi viejo amigo, aunque sepa de antemano que no se quedará por mucho tiempo.
Pensado por Luiso21 sobre las 22:43 | Enlace
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